domingo, 6 de mayo de 2012

Oh, wait. Breathe.

De esos momentos en los que quieres huir, en los que quieres una salida de emergencia, un tierra trágame, engúlleme hasta el más mínimo trozo de mi ser, acaba con mi existencia y hazme libre, mándame al infierno y que me pudra allí siempre. Justo en esos momentos, algo siempre pasa, la cosa más insignificante que hace que todo tu montón de argumentos suicidas se desborden deliveradamente por el precipicio de las sandeces. Y gritas, y vuelves a gritar aún más fuerte. Y te cabreas contigo misma, piensas que por qué tiene que ser esa maldita y jodida persona la que te haga cambiar de parecer como si de un niño que llora por su chupete se tratara, ya que al llegar la imagen de esa persona a tu mente, dejas de llorar. La que con una sola mirada, mojes las jodidas bragas, imagines lo inimaginable, las miles de formas de tirarte y abalanazarte sobre él, de comértelo y engullirlo, de  empaparte de su halo de pasión sexual, de su cariño, sus caricias, sus tirones de pelo. Gritarle entre sollozos que te lo haga más fuerte, pedirle más y más, morderle y hacerle disfrutar como si al día siguiente no hubiese un nuevo día. Que conviertas el suicidio en una muerte mucho más placentera, la muerte perfecta, morir en un orgasmo, y luego renacer entre sus brazos, entre su afecto, su amor, sus cariños, sus ojos, sus miradas, su todo. Y morir de amor.

Y después de todas tus estúpidas imaginaciones, te preguntes qué cojones haces ahí, parada, mirando a la nada, como una insignificante mota de polvo en el mundo, porque ¿qué o quién eres tú en el mundo? No eres absolutamente nada, uno más entre todo ese montón de gente. Pues MENTIRA, siempre puedes ser lo más especial del mundo, la persona más interesante, inteligente, amable, cariñosa, dulce, inocente, ignorante, apasionada, preciosa, tonta, parda, irónica, y mágica que nadie pueda llegar a conocer. Pues esa soy yo, una persona que apenas se quiere a sí misma, pero que en el fondo sabe apreciar lo que ha pasado, lo que ha vivido, y lo que quiere vivir y pasar en su futuro, a los miles de lugares a los que quiere ir, y con quién quiere visitarlos, en lo que quiere trabajar y en lo que no, lo que le gusta de las personas, lo que aprecia de ellas, a las que admira, a las que quiere y a las que ama. Sé siempre tú misma es uno de mis lemas, no hay mal que por bien no venga, aprende de los errores, gánate tu pan, levántate y sé serena, aprende a escuchar, y a ser escuchada. Sonríele a los dolores y al sufrimiento, llora cuando lo necesites, sé fuerte y dura contigo misma, ríete de quién te critica por no tener nada mejor que hacer en su vida y apiádate de los que no aprecian cómo eres. Pues esto mismo que me digo siempre a mí misma, os lo digo a todos aquéllos que me conocen.

Y en ese pequeño instante en el que te autocargas de valor, es en el que decides que no puedes planear nada, no puedes ocultar tu jodido corazón, ni obligarle a lo que él no quiere hacer, engañar puedes engañar a los demás y a ti misma, pero no a tus sentimientos, así que decides dejarte llevar, vivir el momento y pensar en ti misma, en ser feliz y hacer feliz. Y eso hago y seguiré haciendo. Y estoy orgullosa de mí misma por ser como soy.